lunes, 23 de noviembre de 2009

A escuela

Los días de otoño en Las Mestas la vida transcurre tranquila. Si el sol aparece temprano, unos pocos saldrán a la carretera y se sentarán a ver pasar los pocos coches que transcurren por la carretera. Por la tarde, las mujeres pasearán hasta la Roza con el Perrubio al frente, se contarán sus chismes y regresarán a la alquería antes de que la luz se marche. Si, en cambio, amanece nublado y lluvioso, sólo el claxon del panadero les hará salir de sus hogares para comprar una barra. Intercambiarán unas palabras, se darán novedades y, ya por la tarde, después de comer, algunos jubilados se asomarán al bar para ver si abre y hay partida; algunas mujeres, en cambio, subirán hasta el teso y darán vida a la escuela. Escucharán las indicaciones de una "maestra", afinarán la mente y ejercitarán la lógica, y en ocasiones se despistarán recordando cuando eran jóvenes e iban clase, pero alzarán la vista y ver que quien les habla y les explica es alguien de los suyos les llenará de orgullo.


No hay comentarios: