Las Mestas es una pequeña alquería que no alcanza los 50 habitantes. Años atrás llegó a tener bastante más población. El Tío Picho ha dejado testimonio de cómo por la década de los 20 del siglo pasado entre nuestra localidad y Riomalo de Abajo "eramos más de 600". Hoy la despoblación es brutal y parece que en pocos años no quedará nadie viviendo al abrigo del Canchón y el Cueto. El otro día en el bar del "Noruego", un hombre que vino a Las Mestas buscando tranquilidad, se hablaba de ese tema: había quien decía que en menos de dos lustros ya no quedarían ni los gatos en las húmedas calles del pueblo. A día de hoy, en invierno a eso de las siete de la tarde puede resultar muy difícil encontrarse con alguien merodeando por la carretera y las premoniciones que hablan de abandono pueblan la mente de muchos.
Siempre se ha dicho que el hecho de que en Las Mestas no haya ayuntamiento y que se dependa administrativa y políticamente de Ladrillar ha perjudicado a sus habitantes y a su desarrollo. Sin embargo no parece que las cosas vayan mucho mejor río arriba, en los Casares o en Nuñomoral. Las Hurdes Altas tienen en la despoblación a su peor enemigo y nadie parece estar dispuesto a hacerle frente. Se oye hablar de iniciativas en pequeños núcleos de otras partes del país para atraer a gente ofreciendo trabajo y casa pero en Las Hurdes nada de nada. La tierra no se toca, no se vende nada, todo está quieto. No quisiera que ese famoso apego a la tierra que hizo célebres a los hurdanos por volver -siempre volver- a casa se convirtiese en causa de defunción