lunes, 28 de diciembre de 2009
La lluvia
lunes, 14 de diciembre de 2009
Biomasa
Hace unos días comenzó un proyecto piloto para la obtención de biomasa a partir de le los desmontes y los entresaques de un pinar en la ladera sur del Canchón. En teoría el experimento quiere demostrar que es posible rentabilizar por partida doble los montes comunales que rodean Las Mestas.
Además de la madera, se pretende aprovechar la maleza que se limpia periódicamente (y a la cual hasta ahora no se le ha dado uso) para fabricar pellets, esos pequeños tacos de medio centímetro de diámetro que se venden en bolsas de quince kilos en los hipermercados y que sirven de combustible para algunas estufas. ¿Quién podría negarse a un negocio tan rentable?, pensará el lector. Pero lo cierto es que en la práctica la cosa no es tan sencilla. La fabricación de biomasa a partir de materia forestal tiene unos índices de rentabilidad francamente bajos y si se atiende a lo que está sucediendo en la ladera del Canchón, el impacto ambiental de tales prácticas es muy elevado. Es más, si se fijan en la fotografía podrán comprobar que se trata de un auténtico atentado ecológico. Primero se entresacan los pinos para que los tractores puedan maniobrar sin problemas por el terreno. Después con grandes rastrillos arrastran toda la maleza hacia una “calle principal” donde les espera una maquina que comprimirá ramas, pequeños troncos y arbustos en un metro cúbico.
La empresa que, con el apoyo de la Junta de Extremadura, lleva a cabo el experimento es de Badajoz. Se llevará allí cada metro cúbico y no importará nada si se trataba de una madroñera o de un acebo. Aquí, sólo quedará lo que se ve en las imágenes: nada de nada.
sábado, 28 de noviembre de 2009
La aldea global
Creo que el tipo que acuñó el concepto de aldea global y los que primero saludaron el ingenio y la concisión de su creador no vivían en un lugar como Las Mestas. Puede que me equivoque, pero me da la sensación de que cada uno, desde su púlpito, pensó en algo así como una red que abarcaba todo el planeta y que ofrecía inmensas posibilidades. Se podía, por ejemplo, trabajar desde la India para un periódico local de una pequeña ciudad de California, porque los plenos municipales eran retransmitidos online y al dueño del diario le salía mucho más barato contratar a un Apu que al Jones de turno. Se podía también organizar debates a tres bandas o a cuatro continentes sobre el último grito de la pasarela de Milán; crear un foro de locos por la comida japonesa en el que participasen belgas, canadienses y sudafricanos; o, en fin, unirse mundialmente a las protestas contra tal o cual régimen político, ya fueses un panadero de Móstoles o un policía de la agitada Baltimore. Ése era el concepto, un concepto que lo invadía todo: mientras te tomabas un whiskey irlandés viendo un partido de la liga inglesa en un televisor coreano, podías estar sentado sobre un sofá made in Turkey en un pueblo como Las Mestas.
Lo que pasa es que a mi lo que me viene a la cabeza es mi aldea global, sobre todo si la copa me la estoy tomando sentado en los sofás del bar de las Cabañas, viendo un partido de fútbol. En principio no es que el lugar tenga nada del otro mundo –los parroquianos echan la partida y los turistas de fin de semana en botas de montaña no osan alzar la voz más que el que canta las cuarenta jugando al tute-. Pero hay algo más, algo que a nadie se le escapa. El dueño fuma en una esquina de la barra mientras la camarera atiende a los clientes y tararea las canciones que suenan en los altavoces. No, eso no es; hay algo más. Me acerco a la barra. ¿He dicho que la empleada es morena y el jefe rubio? “No parecen de por aquí”, oigo decir a una mujer de Madrid a su marido. Ah sí: él es noruego y ella dominicana. Y me encanta. Eso sí, no soporto que la bachata se haya impuesto al black metal.
lunes, 23 de noviembre de 2009
A escuela
sábado, 7 de noviembre de 2009
Un avión en el Cueto
viernes, 18 de septiembre de 2009
Las Mestas 'desenredada'
domingo, 13 de septiembre de 2009
Nuevas visitas, viejos planes
El pasado viernes, nuestra alquería recibió al presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. El motivo de su visita fue la celebración de un Consejo de Gobierno y la presentación del Plan de Actuación en la Comarca de Las Hurdes, orientado a contrarrestar los efectos del gran incendio del pasado verano y cuyo presupuesto alcanza los 20 millones de euros. Se habló allí de restauración forestal, de mejoras en el abastecimiento del agua y de la lucha contra la erosión. Temas, todos ellos, importantes y que han ocupado una parte central de las políticas que se han desarrollado en la comarca en las últimas décadas. Sin embargo, aunque nos pese, el resultado siempre es el mismo. Cada "x" años un gran incendio asola los montes y cerca a los pueblos. Cuando por fin se apaga, llegan las máquinas y los caminones y se llevan la madera de los árboles quemados que aún puede ser aprovechada, y, más tarde, un proyecto estrella diseña más y más pistas forestales que se asemejan a profundas cicatrices en las montañas.